El nacimiento de un hermanito

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Los hermanos son los mejores compañeros y los mejores amigos, sin embargo no nos damos cuenta de esto hasta que somos muy grandes. La primera sensación que tenemos cuando sabemos que vamos a tener un hermano nuevo es de susto, por miedo a sentirnos excluidos del núcleo familiar. Es por ello, que según Lorena López Muñoz (s/f) la rivalidad surge entre los seres humanos como emoción primitiva en busca de la supervivencia. Por ello no es raro que ante el nacimiento de un hermano, el primogénito se sienta destronado y vea cómo peligran los privilegios que hasta entonces recibía de sus padres, de forma exclusiva.

El hermano mayor, para intentar recuperar su protagonismo y así obtener nuevamente la atención de sus padres de forma exclusiva, podrá manifestar las siguientes conductas:

• Recurrirá a hábitos que tenia previamente, y que ya por su edad los había dejado. Por ejemplo: pedirá que le den la comida nuevamente, querrá el chupón o el biberón, hablará imitando el lenguaje de un bebé, podrá chuparse el dedo, si ya controló esfínter en ocasiones puede tener accidentes, etc.
• Manifestará mayores rabietas y berrinches en casa. Buscará llamar la atención desobedeciendo.
• Estará más sensible y llorará con facilidad.
• En la escuela, se mostrará sensible o agresivo. Posiblemente tenderá a pelear, morder, empujar o molestar a sus compañeros de clase; y en ocasiones disminuirá su rendimiento escolar.
• Posiblemente, molestará, dañará o fastidiará al hermanito. Esta conducta no es común, y no se hace tan evidente; pero es muy importante aclarar que por el hecho de que su hijo mayor no muestra enojo dirigido hacia su hermano, no significa que no lo tenga.

Estas conductas son normales en los niños durante esta nueva etapa en su vida, y son temporales, por lo que es preferible no regañarlo continuamente, sino más bien, conversar con él, explicarle e intentar comprenderlo.

Como padres, podemos ayudar a nuestros hijos para que este proceso no se haga tan fuerte y no se perciba tan indefenso frente a la llegada del nuevo inquilino:

• Durante el embarazo, debemos darle la mayor cantidad de información posible sobre su nuevo hermanito, y sobre el momento en el que va a llegar, explicándole que cuando nazca se va a ir a dormir con algún familiar ya que mamá y papá van a estar en el hospital; explicarle cuándo el bebe va a llegar a la casa, dónde va a dormir, y qué va a hacer; hay que justificarle las ausencias, los nervios, las prisas, explicarle cualquier duda que nos manifieste; en fin, informarle de lo que sucederá y de los cambios que pueden llegar. Con la información previa, le vamos a transmitir seguridad y protección, pueden ayudar al niño a prepararse y adaptarse mejor a los cambios.
• Una vez que el nuevo hermanito haya nacido, es recomendable que vaya al hospital para que comparta el acontecimiento, y si es posible, que el nuevo hermanito le tenga un regalo de bienvenida.
• En la medida de las posibilidades, debemos intentar no cambiar los hábitos del hijo mayor: permitiendo que le cuide alguien cercano y en su propia casa si es posible, acudiendo al colegio o a la guardería, y procurar dedicarle la misma atención de siempre jugando, mostrándole cariño, acompañándole en sus rutinas.
• Hay que hacerlo participe de todo, desde la preparación de la habitación y la elección del nombre antes del nacimiento, como cuando ya esté en la casa en el cambio de pañales, en el baño, en ponerle crema o aceite, en el paseo del bebé, etc. Así va a sentirse protagonista de la situación.
• Resulta positivo fomentar la relación y comunicación entre los hermanos ya desde el final del embarazo, puede hablarle a la panza, tocar la barriga de mamá, cantarle y contarle sus cosas.
• Algo muy importante, es el ignorar en lo posible sus reacciones negativas, gritos, llanto, rabietas, y reforzar toda las conductas positivas. Así, el niño entenderá que para relacionarse con mamá y papá debe hacerlo de forma adecuada. Esto le ayudará a regular sus emociones y conductas.

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